La Tía Sarita


 Recuerdan el post anterior?

Bueno ahora les cuento cómo se salvó Sarita.

El día del terremoto, a Sara de 9 años la mandaron a buscar velas a la casa de sus tías, que quedaba en lo que ahora es la calle Guillermo Velasco. Cómo toda niña de esa edad, se quedó jugando y se le hizo tarde.

Sara ahora casi huérfana y con un padre hospitalizado en Valparaíso, tenía que aportar en el hogar de su abuela y tías, y se dedicó a vender pescados por las calles en un canastito después de la escuela. Un día llegó a la casa muy alegre contando que habìa pasado del 1 A al 1 B... Sara por esa razón no siguió estudiando y comprenderán que no sabía leer ni escribir.

Don Juan Placencia, padre de Sarita, con el tiempo se recuperó y se volvió a casar, Sara siguió con la venta de pescados y mariscos y se transformó en una hermosa jovencita, delgada, de facciones finas.

Cuando tenía 14 años, se sintió muy atraída por un joven que llegó a vivir a Montecristo, lugar aledaño a los Bagres. El joven se llamaba Pantaleón Rodríguez y este tenía un amigo llamado José, que había llegado del campo.

Panta era muy ragalón de sus papás y no salía mucho a Tomé centro, solo los domingos, a veces iba al teatro, ahí era cuando conversaba con la Sarita... El resto del tiempo se comunicaban por cartas que entregaba José. Como Sarita no sabía leer José le leía las cartas y adivinen qué!!!

José se enamoró de Sarita y Sarita se enamoró de los dos.

Lamentablemente, Panta se quedó sin amigo y sin novia, pues Sara eligió a José, se casaron y tuvieron dos hijos. . Todo llega a su fin y cuando José cumplió 20 años falleció.

Sara, ahora era viuda con dos hijitos a los 19 años.

Volvió a acercarse Pantaleón y al tiempo Sara se volvió a casar. Tuvieron 3 hijos y  cuidaron a dos más.

Sara Placencia nunca dejó el comercio de pescados y mariscos y se hizo muy conocida en la zona. Se convirtió en una gran negociante.

La relación con Panta empezó a fallar así que vivían juntos pero no revueltos. Sara batalló solita con su ahora, gran familia.

Pasado el tiempo, se estableció en un puesto destinado al comercio. La ahora Tía Sarita, logró tener bienes, ayudaba a los más necesitados, acogía a cuanto niño/a llegaba al lugar.

Nació la ex planada y se establecieron puestos de venta de pescados y mariscos. La tía Sarita era ahora muy importante en el rubro. 

Un día tuvo un sueño, era más bien un ideal y era poder alojar a las personas que venían a la zona. Así nació el Hotel Delacosta, emplazado entre las calles Manuel Montt y Maipú.

Sara Placencia, es un ícono tomecino, se destacó siempre por su entereza, valentía y por qué no decirlo, su visión de futuro.

Falleció a los 75 años y dejó un hermoso legado familiar.

Si vienes a Tomé, dicen que está representada en un mural histórico frente al hotel Delacosta.



Comentarios

  1. Gracias por compartir este relato, además de ser una historia de amor es memoria viva de este paraíso llamado Tomé.

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